Jesus Urbina. Visual poem. |
Guest Editor 3, César Espinosa
Editorial statement
(English translation follows)
POESÍA VISUAL: el caso de México
Los códices indígenas pre y poscolombinos registran versiones y descripciones poéticas que deben formar parte del acervo de la poesía iconográfica mexicana. Asimismo, durante el virreinato español hubo un cierto número de ejemplos de búsquedas lúdicas y experimentales que formaron imágenes y figuras en el espacio de la página, pero que apenas se comienzan a investigar.
En el siglo XX, será José Juan Tablada el solitario introductor de la escritura ideográfica en la poesía mexicana. Un siguiente hito en la búsqueda de aclimatar en México las propuestas de las vanguardias históricas lo constituye el movimiento Estridentista (1922-26), foco de rotundas pasiones artístico-políticas y todavía recusado airadamente por los cultivadores del esteticismo criollo.
Se trató de un movimiento encabezado por poetas que suscitó la colaboración comprometida de artistas plásticos como Ramón Alva de la Canal, Leopoldo Méndez, Fermín Revueltas, Diego Rivera, Germán Cueto, Jean Charlot, Roberto Montenegro, Guillermo Ruiz y Javier Guerrero, además de músicos como Manuel M. Ponce y Silvestre Revueltas, en pos de “imponer una nueva estética que reflejara al hombre contemporáneo sus preocupaciones y sus desesperaciones”, según plantea el investigador Luis Mario Schneider.
Hasta el decenio de los 60 –tal vez como secuela del éxito internacional de la poesía concreta brasileña– se retomaría la exploración en la interrelación de los lenguajes. Su principal introductor fue el poetra Octavio Paz –gran amigo de los miembros del grupo paulista Noigandres–, en poemas iconográficos como Blanco y los Topoemas, de corte neoconcreto.
Al través de los años 70 y primeros 80, en forma aislada y esporádica unos pocos poetas y artistas se inscribieron en el intento de renovación de los lenguajes. Artistas como Felipe Ehrenberg, único mexicano publicado en la antología española de 1975 La escritura en libertad, Ulises Carrión y Matías Goeritz. Entre los literatos, Marco Antonio Montes de Oca, Enrique González Rojo, Jesús Arellano, Roberto López Moreno, y unos pocos más.
Al llegar a los 90 se aprecia un avivamiento en nuestro medio de las artes intermedios o también llamadas transgéneros, cuyos principales focos irradiadores fueron el Museo del Chopo y el Carrillo Gil, a veces el de Arte Moderno, y al final del siglo el Centro Nacional de las Artes, entre otros más
Las Bienales Internacionales de Poesía Visual y Experimental se iniciaron en 1985 y tuvieron 10 ediciones, hasta 2009, convocadas y coorganizadas por César Espinosa y Araceli Zúñiga. Sus objetivos esenciales fueron implantar y difundir en el medio artístico mexicano la tradición y práctica del texto/acto sonorovisual poético –con antecedentes milenarios y expresiones en todos los movimientos de vanguardia del pasado siglo–.
En los años 80, la Bienal mexicana vino a revitalizar en Latinoamérica las prácticas de la experimentación visual poética. Los propios brasileños, que llevaron la avanzada a finales de los años 50 y los 60 –con la Poesía Concreta y el Poema Proceso–, intentaban una suerte de síntesis y se veían introvertidos, mientras en Europa y Estados Unidos la experimentación poética saltó de la hoja de papel a la acción corporal (performance y polipoesía), el video y los recursos de la alta tecnología: multimedia, laser (holograma), la computadora y el arte virtual.
Como foco de atención y difusión, con una nutrida participación internacional -que oscilaba en cada edición entre 150 y 300 autores- y una creciente presencia de artistas locales, la Bienal mexicana se constituyó entre las más importantes de Latinoamérica, sólo equiparada con la muestra "Inter-Signos" realizada en Sao Paulo (1988) -que celebró su segunda edición en 1998–, a pesar de no ser competitiva ni otorgar premios ni distinciones o reconocimientos de prestigio.
Así, tras más de dos décadas de estar presentes y alrededor de veintitantas exposiciones realizadas, con diez catálogos y carteles publicados, así como cuatro memorias documentales, las bienales de poesía visual se tornaron en una realidad del campo artístico mexicano, aunque a contrapelo de los programas burocráticos de cultura y los circuitos de especulación artística.
César Espinosa
Ciudad de México, Ombligo de la Luna, mayo de 2018
VISUAL POETRY: the case of Mexico
The pre and post-Columbian indigenous codices register versions and poetic descriptions that should be part of the collection of the Mexican iconographic poetry. Also, during the Spanish viceroyalty there were a number of examples of recreational and experimental searches that formed images and figures in the space of the page, but that are only beginning to be investigated.
In the twentieth century, the poet José Juan Tablada will be the solitary introducer of the ideographic writing in the Mexican poetry. A next milestone in the pursuit of acclimatization in Mexico the proposals of the international historical vanguards was the Estridentista movement (1922-26), a focus of resounding artistic-political passions and still angrily challenged by the cultivators of creole aestheticism.
It was a movement led by poets that prompted the collaboration of artists such as Ramón Alva de la Canal, Leopoldo Méndez, Fermín Revueltas, Diego Rivera, Germán Cueto, Jean Charlot, Roberto Montenegro, Guillermo Ruiz and Javier Guerrero, as well as musicians like Manuel M. Ponce and Silvestre Revueltas, in pursuit of "imposing a new aesthetic that reflects contemporary man's concerns and desires," as researcher Luis Mario Schneider states.
Until the decade of the 60s –perhaps as a sequel to the international success of Brazilian concrete poetry– exploration in the interrelation of languages would be retaken. His main introducer was the poet Octavio Paz, great friend of the members of the São Paulo group Noigandres, in iconographic poems such as Blanco and the Topoemas, of neoconcrete style.
Throughout the 70s and early 80s, in isolated and sporadic way a few poets and artists they signed up for the renewal of languages. Artists like Felipe Ehrenberg, the only Mexican published in the 1975 Spanish anthology La escritura en libertad, Ulises Carrión and Matías Goeritz. Among the writers, Marco Antonio Montes de Oca, Enrique Gonzalez Rojo, Jesus Arellano, Roberto Lopez Moreno, and a few others.
At the age of 90 there is a revival in our midst of the intermediate arts, whose main radiating focuses were the Chopo and Carrillo Gil museums, sometimes the Modern Art Museum, and at the end of the century the National Center of the Arts, among others
The International Biennials of Visual and Experimental Poetry began in 1985 and had 10 editions, until 2009, convened and co-organized by César Espinosa and Araceli Zúñiga. Its essential objectives were to implant and spread in the Mexican artistic milieu the tradition and practice of the poetic text / act and sound –with millenary antecedents and expressions in all the vanguard movements of the last century–.
In the 1980s, the Mexican Biennial came to revitalize in Latin America the practices of poetic visual experimentation. The Brazilians themselves, who led the advance in the late 50s and 60s –with the Concrete Poetry and the Process Poem– tried a kind of synthesis and looked introverted, while in Europe and the United States the poetic experimentation jumped out of the sheet of paper to the corporal action (performance and polipoesía), the video and the resources of the high technology: multimedia, laser (hologram), the computer and the virtual art.
As a focus of attention and dissemination, with a large international participation – which oscillated in each edition between 150 and 300 authors – and a growing presence of local artists, the Mexican Biennial it was constituted among the most important in Latin America, only equated with the exhibition "Inter-Signs" held in Sao Paulo (1988), despite not being competitive or awarding prizes or prestigious awards or recognitions.
Thus, after more than two decades of being present and around twenty exhibitions made, with ten catalogs and posters published, as well as four documentary memories, the visual poetry biennials became a reality of the Mexican artistic field, although against the grain of the bureaucratic programs of culture and the circuits of artistic speculation.
César Espinosa
Mexico City, Navel of the Moon, May 2018
Contributors
> Miguel Ängel Corona de Alba<
> Adriana Espinosa <
> César Espinosa <
> María Eugenia Guerra Meza <
> Bibiana Padilla Maltos <
> Rene Montes <
> Roberto López Moreno <
> Leticia Ocharán <
> Cosme Ornelas <
> Ruth Hernández Ortiz <
> Antonio Álvarez Portugal <
> Jesús Urbina <
> Zalathiel Vargas <
> Ceìsar Corteìs Vega <
> Mónica González Velázquez <
> Norma Maraina Wanless
> Araceli Zúñiga & Miriam C. Mabarak <
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